Emprender exige tomar decisiones constantemente: desde qué servicios ofrecer hasta cómo invertir los recursos disponibles. La toma de decisiones al emprender es una habilidad crítica que influye directamente en el rumbo del negocio. No existe una fórmula mágica para acertar siempre, pero sí hay formas de reducir errores y aumentar las probabilidades de tomar decisiones sólidas y bien fundamentadas.
Aquí te compartimos cinco claves prácticas para mejorar tu proceso de toma de decisiones como emprendedor.
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No confundas urgencia con prioridad
Uno de los errores más comunes es actuar con prisa ante cada nuevo reto o imprevisto. No todo lo urgente es importante, y no todo lo importante requiere una respuesta inmediata.
“Lo que es importante rara vez es urgente y lo que es urgente rara vez es importante.” — Dwight D. Eisenhower
Haz una pausa, analiza la situación y actúa con intención, no por impulso.
Evalúa desde el impacto, no desde la emoción
Tomar decisiones con la cabeza fría no significa ignorar tu intuición, sino ponderar los posibles resultados antes de actuar.
Pregúntate:
- ¿Qué consecuencias puede tener esta decisión a corto y largo plazo?
- ¿Alinea con mis objetivos de negocio?
- ¿Qué coste tiene equivocarme aquí?
Este tipo de preguntas te ayudarán a evitar decisiones reactivas a favor de una visión más estratégica.
Invierte en formación: tu criterio se fortalece con conocimiento
Cuanto más sepas del entorno en el que te mueves, mejor podrás anticiparte. Empaparte de tu sector es fundamental, al igual que conocer a todos tus públicos y estar al día. La formación continua —tanto en tu sector como en habilidades transversales— mejora tu capacidad de análisis, te permite tomar decisiones más fundamentadas y estar siempre al tanto de las últimas novedades. Y no, no tiene porqué tener coste ni atarte a horarios fijos, los cursos subvencionados pueden ser tu mejor aliado.
“La inversión en conocimiento paga los mejores intereses.” — Benjamin Franklin
Busca otras opiniones, pero decide tú
Tener una red de confianza es esencial. Compartir decisiones clave con personas con experiencia o perspectivas diferentes te ayuda a detectar sesgos y puntos ciegos. Eso sí: valora las opiniones, pero asume el criterio final.
Y, por último y a riesgo de caer en un cliché:
Analiza en tres tiempos: antes, durante y después
Una buena decisión no se improvisa: se construye con análisis en cada fase del proceso.
- Antes de decidir, recopila información, compara opciones y establece criterios claros.
- Mientras ejecutas, observa cómo se desarrollan los acontecimientos para detectar desviaciones o señales de alerta.
- Después de actuar, revisa los resultados con objetividad: ¿qué funcionó? ¿qué no? ¿qué mejorarías la próxima vez?
Este enfoque te permite corregir a tiempo, prevenir errores mayores y extraer aprendizajes reales que nutran tu estrategia a largo plazo.
“Lo que no se mide, no se puede mejorar» – Peter Drucker
Tomar decisiones es una competencia que puede desarrollarse. Requiere práctica, análisis, autoconocimiento y disposición para aprender. La toma de decisiones al emprender no debe dejarse al azar: es una habilidad estratégica que influye en la estabilidad, el crecimiento y la sostenibilidad del proyecto.
Si emprender ya es un reto, hacerlo con criterio y método puede marcar la diferencia entre improvisar constantemente o construir un negocio con visión y solidez. Invertir tiempo en decidir mejor no es una pérdida de tiempo, sino una forma inteligente de avanzar con paso firme.
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